China y Estados Unidos: la nueva batalla por el liderazgo económico.

La pugna entre China y Estados Unidos no es cosa nueva, empero, en tiempos recientes ha cobrado una intensidad jamás vista. Lo que tiempo atrás era mera competencia comercial y tecnológica, ahora, mutó en una ardua batalla global por el liderazgo económico, político y estratégico del siglo XXI.

Ambas superpotencias exhiben modelos bien distintos: Estados Unidos, siempre fiel a la economía de mercado y a la democracia liberal, por otro lado, China, promociona un sistema estatal hibrido mezclando un capitalismo controlado con el autoritarismo político.

El desenlace de esto? Una lucha encarnizada que no solo moldeara el porvenir de la economía mundial, sino, además, el equilibrio geopolítico global.

1.De socios comerciales a fieros rivales estratégicos

Por décadas, China y Estados Unidos gozaron de una relación simbiótica: Washington necesitaba artículos económicos y Pekin precisaba tener acceso a los mercados globales.

A partir de la apertura económica que Deng Xiaoping impulsó allá por 1978, China paso a ser «la fábrica del mundo«. Un montón de empleos yanquis fueron trasladados a Asia, aun así, las compañías americanas lograron reducir costos y aumentaron sus beneficios.
Si bien, ese vínculo, se fue agriando poco a poco cuando China, ya no era solo una nación necesitada y comenzó a desafiar a Estados Unidos. Era, en innovación, tecnología, defensa y en la diplomacia también.

El quiebre, se dio con esa guerra comercial de 2018, en que el gobierno de Donald Trump, le aplicó tarifas a montones de productos chinos acusando al gran país asiático de prácticas ilegales, robándose propiedad intelectual y manipulación de divisas.
Desde entonces, esa rivalidad, ha cambiado a una competencia total que va mas allá de lo económico.

2.Crecimiento chino: un modelo que cambia mucho.

En los últimos cuarenta años, China, se transformó de una economía agrícola, a la segunda potencia global, con el 18 % del PIB mundial más o menos.
El éxito se basa en la planificación estatal, la gran inversión pública, controlando áreas importantes y dejando entrar a inversores de afuera.

a. La época de la industrialización.

Entre 1990 y 2010, China quería ser el mayor exportador del mundo. Su mano de obra barata y sus nuevas estructuras, lograron que fábricas de todo el planeta llegasen.

b.De la manufactura a la innovación.

Durante la última década, Pekín ha modificado su enfoque no buscando sólo ser la fábrica del mundo, ahora aspira a ser el laboratorio del mañana.
El plan “Made in China 2025” desea colocar al país como punta de lanza en inteligencia artificial, automóviles eléctricos, robótica y semiconductores, ámbitos donde EEUU ha tenido el dominio.

No obstante, esta transición a generado recelos en Occidente, quien tiene temor de perder el mando tecnológico y estratégico ante el progreso chino.

3.Estados Unidos: innovación, consumo, y resiliencia.

Pese a que varios analistas pregonan el “declive americano”, Estados Unidos continua siendo la economía de mayor tamaño y complejidad del orbe.
Su poderío reside en la innovación tecnológica, su solida institucionalidad y la capacidad de captar talento global.

Compañías como Apple, Microsoft, Google, Amazon o Nvidia aún dirigen la marcha de la economía digital.
Además, el dólar perdura su postura como divisa de reserva mundial, lo cual otorga a EE. UU. una ventaja sin igual: logra financiar su deuda y proyectos a menores costes que el resto.
El gobierno estadounidense, con Biden al frente, ha fortalecido su política industrial empleando leyes como el CHIPS and Science Act y el Inflation Reduction Act, buscando revitalizar la producción de semiconductores e impulsar la energía verde en su territorio.

En resumen, Washington se ha dado cuenta de que el libre mercado, por sí solo, ya no es suficiente para batallar contra la estrategia estatal china.

4.La tecnología: un nuevo campo de contienda

La rivalidad entre ambas potencias se centra actualmente en el dominio de las tecnologías del mañana.

a. Semiconductores y microchips

Los microchips son el «petróleo del siglo XXI» sin ellos, no existe inteligencia artificial, ni smartphones, ni defensa moderna.
Estados Unidos aún posee la ventaja tecnológica, sin embargo China ha aumentado sus inversiones con el fin de disminuir su dependencia de compañías americanas y taiwanesas, como TSMC.

Por otro lado, Washington ha establecido restricciones en la exportación de chips avanzados y maquinaria de producción hacia China, queriendo frenar su progreso tecnológico.


b.Inteligencia artificial y 5G

China, pues, encabeza la carrera en patentes de IA. ¡Y vaya! Desplegó el 5G a una velocidad asombrosa, con el empuje de monstruos como Huawei. Los EE. UU., por su parte, se enfocan en conservar su reinado en software y aplicaciones de IA generativa.

c. Espacio y Defensa

La lucha se amplía hasta el espacio exterior. China anhela una base lunar permanente antes del 2030, y sus misiles hipersónicos van a todo gas. Los Estados Unidos, a través de la NASA y la Space Force, buscan el mando estratégico en la órbita terrestre… ¡y más allá!

5.Comercio, Finanzas y Poder Blando


a. Comercio Mundial

A pesar de las broncas, China y EE. UU. son uña y carne. China provee a los estadounidenses de bienes manufacturados, y los EE. UU. son uno de los mercados clave para Pekín.

Sin embargo, ambos buscan nuevos amigos. China estrecha lazos con Asia, África y América Latina con la Iniciativa de la Franja y la Ruta. Mientras, EE. UU. refuerza alianzas económicas con Europa, Japón e India.

b.La lucha por el dinero.

El control del dólar aun es clave para el poder de Estados Unidos.
Por otro lado, China procura extender el yuan, empleando acuerdos entre ellos y la creación de su moneda virtual e-CNY.
Aunque el dólar ocupa el 80% de las transacciones globales, el crecimiento de China con las monedas digitales quizá amenace su dominio, pero a largo plazo, vaya.

c. El poder de convencer y diplomacia

Mientras que Washington usa la diplomacia común y su cultura, Pekín juega con el “soft power” de la economía, ofrece préstamos e infraestructura a naciones en crecimiento.
Este plan a incrementado su dominio en África y Latinoamérica, tierras que antes vigilaba USA.

6.Impacto Mundial: un mundo con varias fuerzas.

La disputa entre China y Estados Unidos afecta a todo el planeta.
Desde las cadenas de distribución hasta las directrices de energía y monedas, la riña de las dos mayores potencias esta transformando el mundo.

Los países nuevos, sobre todo, dudan si unirse a una nación dominante o ser neutrales.
Europa, en esto momento, intenta independizarse estratégicamente para no estar a merced de solo dos bloques.

Esta nueva situación da pie a un mundo con múltiples polos, donde el poder económico y tecnológico, no estará fijo en un solo país, sino compartido por diversas potencias conectadas entre sí.

7.Conclusión una competencia que dará forma al siglo XXI

La contienda entre China y Estados Unidos no es un enfrenamiento militar tradicional, sino una competencia de estructura por ser el número uno económico, tecnológico y político.

Ambas naciones reflejan enfoques contrarios que quieren imponer su perspectiva del progreso y el orden global.

Parece improbable, al menos por ahora, que una se imponga totalmente sobre la otra.

China progresa con un plan gubernamental a largo plazo; Estados Unidos se basa en su creatividad y la fuerza de sus instituciones.

Muy seguramente el final será una coexistencia con competencia, en donde estas dos potencias se necesiten y compitan al mismo tiempo.

En definitivo, el desenlace de esta rivalidad guiará el siglo XXI:

¿Será el futuro un mundo dirigido por la planificación estatal de China, o por la innovación y la libertad de mercado estadounidense?
¡La respuesta está aún por llegar, si! Pero, sin duda alguna, una cosa es certera; ¡El equilibrio del poder mundial nunca volverá a ser lo qué era antes!.

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